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¿Qué suponen las BDC para la gente de mar?

¿Qué suponen las BDC para la gente de mar?

A la gente de mar empleada a bordo de buques con bandera de conveniencia (BDC) se le niega a menudo sus derechos humanos y sindicales fundamentales, ya que los registros BDC no hacen cumplir unas normas sociales mínimas. Ahí precisamente radica el atractivo de estos pabellones para los armadores. Los países de origen de la tripulación poco pueden hacer para protegerla, ya que las reglas que se aplican a bordo son a menudo las del país de registro del buque. Por lo tanto, la mayoría de la gente de mar que trabaja en buques BDC no está afiliada a un sindicato. Para los marinos y las marinas que sí lo están, el sindicato a menudo es incapaz de influir en lo que ocurre a bordo.

La gente de mar desempeña un papel esencial. Navega por el mundo transportando todo lo que necesitamos: desde plátanos, petróleo, gas y materiales de construcción hasta telas, cereales y carne congelada. Sin embargo, se trata de una fuerza laboral invisible. Lo que sucede en alta mar suele pasar desapercibido para los organismos reguladores, lo que permite a los armadores abusar de los derechos de la gente de mar sin ser detectados.

A lo largo de sus más de 70 años de campaña contra las BDC, la ITF ha desarrollado una red de inspectores e inspectoras dedicada a investigar buques sospechosos. Sus informes han puesto al descubierto todo tipo de abusos contra la gente de mar:

  • Salarios muy bajos
  • Condiciones deficientes a bordo
  • Acceso insuficiente a alimentos y agua potable
  • Largos periodos de trabajo sin un descanso adecuado, que provocan estrés y fatiga

Inseguridad

Muchos buques BDC superan la antigüedad media de la flota mundial. Decenas de miles de marinos y marinas trabajan a bordo de buques deficientes en los que soportan condiciones deplorables que ponen en riesgo sus vidas. Gran parte de las detenciones realizadas por las autoridades de supervisión del Estado rector del puerto está relacionada con buques BDC viejos y mal mantenidos que nunca deberían haber zarpado. A muchos de estos buques se los conoce como "ataúdes flotantes".

Falta de protección

Las deficientes prácticas de seguridad y los buques inseguros hacen de la profesión marítima una de las más peligrosas: se calcula que más de 2000 personas pierden la vida cada año trabajando en el mar. Los accidentes son frecuentes, pero a muchos armadores solo les importan la entrega de mercancías y los costos derivados de cualquier retraso.

La gente de mar tiene pocas posibilidades de conseguir una indemnización por sí sola. La amputación de una mano puede destrozar una vida, acabar con una carrera marítima y dejar a una familia extensa sin ingresos regulares. La ITF lleva estos casos ante los tribunales, pero a menudo debe desenredar complicadas estructuras empresariales para averiguar quién es el responsable del buque y de su tripulación.

Impago de salarios

La ITF atiende a diario casos de tripulaciones a las que se les adeudan grandes sumas de dinero. A algunos tripulantes sencillamente no se les paga el salario. Otros sí lo reciben, pero a menudo sus empleadores retrasan o no envían los pagos a las familias cuando intentan mandar dinero a casa. En muchos casos pasan meses sin que las tripulaciones vean señales del dinero que se les prometió. Sin salario, ni siquiera pueden permitirse escapar y regresar a casa por sus propios medios.

Infravaloración

A pesar de las dificultades que afrontan, muchos marinos y marinas de buques BDC temen quejarse.

La campaña de la ITF contra las BDC ha mejorado las condiciones laborales y de vida de gente de mar de todo el mundo. Sin la regulación impuesta por la ITF a buques BDC mediante la firma de convenios colectivos, hoy miles de marinos y marinas carecerían de protección y derechos.

El objetivo último es estandarizar las condiciones laborales, y los sindicatos desempeñan un papel crucial para lograrlo. En los casos en los que la reglamentación nacional puede ser vulnerada fácilmente por cualquier compañía de éxito que tenga filiales en otros países, el sindicalismo internacional se vuelve indispensable. En su ausencia, las condiciones laborales se desploman inevitablemente.