El mensaje enviado recientemente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a la industria marítima, afirmando que invocará la legislación antiterrorista para denegar el visado a la gente de mar que trabaje a bordo de un buque que transporta petróleo iraní, es un ejemplo de lo poco que los Gobiernos conocen la realidad de la gente de mar. La declaración de EE. UU. se produce luego de que el petrolero Grace 1, ahora llamado Adrian Darya, fuera liberado por las autoridades gibraltareñas después de que el país recibiera garantías de que el buque no violaría las sanciones de la UE.
Dave Heindel, presidente de la Sección de Gente de Mar de la ITF, expresó su frustración por la mencionada declaración: “Como federación sindical de alcance mundial, reconocemos que los asuntos geopolíticos y las sanciones oficiales están fuera de nuestra competencia. Sin embargo, también está fuera de la competencia de cualquier marino tener la más mínima influencia sobre el destino de un buque o de su carga.
“La gente de mar, ya sean marineros u oficiales, rara vez sabe adónde se dirige el buque. Por lo general, la compañía de gestión naviera da instrucciones a un buque para que navegue con un determinado rumbo y más adelante le da instrucciones adicionales. Si un barco se dirige a un puerto iraní, es común que el capitán sea el único que conozca el destino uno o dos días antes. La tripulación, especialmente los marineros y los oficiales de rango inferior, no lo conocerán ni tendrán la posibilidad de negarse o de desembarcar del buque durante la travesía.
“Además, la gente de mar no suele tener idea alguna de quién es el propietario del buque en el que trabaja, ni mucho menos de quién es el propietario de la carga. Por esta razón, la ITF lleva haciendo campaña desde 1948 contra el sistema de banderas de conveniencia (BDC) que domina la industria del transporte marítimo y permite a los propietarios de los buques, que son quienes deberían asumir la responsabilidad, esconderse detrás de un velo de secretismo.
“Es injusto negar en rotundo los visados a los tripulantes que estén trabajando a bordo de un buque considerado infractor de las sanciones, y no responsabilizar a las personas pertinentes. Los Gobiernos, incluido el de los EE. UU., deberían dirigir su atención al sistema BDC y cambiar las reglas que permiten florecer sin trabas a este sistema y sus herméticas leyes de propiedad”.
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