El incidente, en el que se vio involucrado el buque CONTSHIP OAK, ocurrió el 30 de marzo de 2019 y es el último secuestro ocurrido en el Golfo de Guinea, que se ha transformado en un centro de actividad mundial para la piratería moderna y los ataques contra embarcaciones.
Un informe reciente de la Oficina Marítima Internacional (IMB, por la sigla en inglés) destaca lo peligrosas que se han vuelto las aguas entre Costa de Marfil y la República Democrática del Congo, donde se observa un aumento considerable de la actividad pirata, que se ha duplicado desde el año pasado.
El presidente de la Sección de Gente de Mar de la ITF, Dave Heindel, dijo hoy: “Acompañamos con nuestros pensamientos a los cuatro marinos y sus familias. Es un momento increíblemente estresante para todos los afectados y requiere una respuesta urgente.
“Estamos a la espera de más detalles, pero lo que podemos decir por el momento es que es inaceptable que los marinos pongan sus vidas en riesgo en las tristemente célebres aguas del Golfo de Guinea. La industria ha solicitado en reiteradas ocasiones que los Estados costeros cumplan efectivamente su obligación de garantizar el tránsito y amarre seguros de las embarcaciones.
“La negativa a permitirles a las navieras contar con seguridad adicional y desplegar guardias armados a bordo de los buques no solo está poniendo en peligro las vidas de los marinos, sino que además es contraproducente para las economías de las naciones del Golfo ante su incapacidad para proteger sus costas de los ataques piratas.
“Actualmente, toda la carga recae en las espaldas de los marinos y las navieras, y esto no puede seguir así. Invitamos a los Gobiernos del Golfo de Guinea a entablar un diálogo con la ITF y la industria marítima a fin de encontrar soluciones efectivas para que cesen estos incidentes”, concluyó Heindel.
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