“Es posible que este sea el último mensaje que escriba”, relataba el capitán del MV Kenan Mete en un correo electrónico el pasado 11 de febrero, después de estropearse el generador de emergencia a bordo y sumergir a su buque en la oscuridad.
“Repito: no hay electricidad, agua o comida a bordo”, escribía tres días después.
En el granelero de 8897 toneladas brutas abandonado en el puerto egipcio de Adabiya, en el canal de Suez, no quedaba sino el capitán turco Vehbi Kara. Aunque el capitán Kara no estaba completamente solo.
“Hay demasiados ratones en el buque”, escribía. “No pude dormir a causa del ruido que hacían por la noche. He intentado vivir solo durante 12 días. No se puede vivir en este buque en el estado en el que se encuentra”.
El MV Kenan Mete, con pabellón panameño, espera junto al puerto desde que la empresa propietaria del buque, Blodwen Marina, abandonara el buque y a su tripulación a finales de junio de 2020. La tripulación a bordo estaba compuesta por un total de 25 marinos, provenientes de Georgia, la India, Rusia, Siria, Turquía y Ucrania.
En el buque surgió una disputa entre el armador, con sede en Estambul, y la tripulación del Kenan Mete sobre el impago de salarios por parte de Blodwen Marina. Al principio, esta disputa impidió que la tripulación dejara el buque con los sueldos que se les debían.
En el mes de septiembre, la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) intervino para que los 25 marinos percibieran los salarios equivalentes a cuatro meses de trabajo por parte de la compañía de seguros del buque, un club de P e I. La tripulación acogió el pago de los salarios como un alivio temporal, dado que dos de los tripulantes no habían recibido ningún sueldo en los dos últimos meses. Según la investigación llevada a cabo por la ITF, muchos otros marinos no habían obtenido ninguna remuneración en los 12 meses previos a la llegada del buque a Egipto. En algunos casos, el impago de salarios se remontaba 18 meses.
La ITF notificó a la Organización Internacional del Trabajo el abandono de la tripulación en octubre del año pasado. La definición de abandono de la OIT exige un mínimo de dos meses de impago de salarios. La notificación de abandono de un buque es una pieza fundamental del proceso para defender los intereses de los marinos en estos casos.
La ITF comenzó a luchar para permitir el desembarque de la tripulación sin la ayuda del armador. No obstante, la salida de la tripulación del MV Kenan Mete ha resultado ser una misión llena de dificultades.
El coordinador de la Red del Mundo Árabe e Irán de la ITF, Mohamed Arrachedi, ha colaborado con el contacto de la ITF en Egipto, Alsayed Alchazli, para buscar una solución al caso de los marinos.
Alchazli ha desempeñado una función clave como mediador con las distintas autoridades, administraciones y servicios jurídicos egipcios en representación de estos marinos en apuros. Después de cientos de horas de trabajo que se han prolongado durante más de dos meses, el tribunal egipcio que supervisa la venta del buque ha admitido las reclamaciones de los marinos que piden recuperar sus salarios atrasados a partir de esta venta.
Arrachedi, que ha gestionado cientos de casos de abandono a lo largo de su vida profesional, admite que ha resultado complicado trasladar la asistencia jurídica de la ITF a la tripulación.
En diciembre, el Grupo de Gestión de la Crisis para la Gente de Mar de la OIT y la OMI recordó por escrito a las autoridades egipcias la obligación del Estado rector del puerto de garantizar la repatriación de las tripulaciones tal y como se contempla en el Convenio sobre el Trabajo Marítimo.
La situación se agravó el 14 de diciembre, cuando uno de los marinos dio positivo por COVID‑19 y la tripulación del buque tuvo que someterse a una cuarentena estricta.
Arrachedi señala que, en los tres meses transcurridos entre octubre de 2020 y enero de 2021, la ITF ha asistido a la repatriación de casi todos los tripulantes del buque. Todos excepto uno.
“Nos esforzamos al máximo. Y gracias a este esfuerzo hemos conseguido evacuar a todos los marinos, aunque el capitán Kara está retenido a bordo en contra de su voluntad”, relata Arrachedi.
Arrachedi explica también que las autoridades egipcias descubrieron la deuda de 528 467 dólares estadounidenses que mantiene el buque con sus acreedores cuando tomaron el barco el pasado 15 de enero. Según la base de datos sobre abandonos de la OIT, el tribunal designó al capitán Kara guardia judicial del buque hasta que este pudiera venderse en subasta. Las ganancias se emplearían para saldar el total o una parte de las deudas del buque.
El capitán Kara alegó ante las autoridades que estaba padeciendo torturas al encontrarse retenido en un buque sórdido y peligroso, pero sus plegarias no recibieron respuesta alguna del capitán del puerto. El capitán Kara no tenía permiso ni para pasear por el embarcadero.
“Esta medida que se ha tomado contra mí contraviene los derechos humanos. Tengo ataques de nervios. Padezco una enfermedad del corazón. Cada día me ronda la muerte a causa de mis enfermedades. Es necesario que me ingresen en un hospital. Estoy muriéndome y pido ayuda”, suplicaba el capitán en sus correos electrónicos.
Las autoridades egipcias alegaron que el capitán Kara debía permanecer hasta que el agente del buque designara a otro capitán por la vía judicial. Más adelante, la noche del 14 de febrero, el capitán recibió permiso para desembarcar. Este logro se consiguió gracias a la insistencia de la ITF y a la ayuda brindada por parte de la OMI, la Embajada de Turquía en El Cairo y el club de P e I del buque. Se le permitió alojarse en un hotel cercano bajo unas condiciones determinadas.
“Ahora estoy en el hotel Red Sea”, relataba el capitán Kara el pasado 14 de febrero. “Me encuentro bien, pero estoy agotado”.
Kara ha pasado otros 23 días con sus noches encerrado en la misma habitación del hotel desde que escribiera esa nota para describir cómo se encontraba.
Las autoridades egipcias siguen oponiéndose a la marcha del capitán por haber sido designado guardia judicial del buque por parte del tribunal.
Arrachedi asegura que la ITF sigue buscando el modo de repatriar al capitán:
“Este caso ha sido largo y espinoso; los marinos han vivido momentos muy difíciles. Y para uno de estos marinos, el capitán Kara, el tormento no ha acabado.
“Una vez más, instamos con carácter urgente a las autoridades marítimas y portuarias de Egipto y a las de la Zona Económica del Canal de Suez a tomar las medidas necesarias que permitan repatriar debidamente al capitán”.
“El resto de la tripulación ya ha regresado a casa, por lo que resulta necesario repatriar al capitán. Las autoridades marítimas egipcias declaran no oponerse a la repatriación de los marinos y que este caso le compete al tribunal. No obstante, la realidad es que las autoridades marítimas podrían haber comenzado a buscar un capitán de relevo con el beneplácito del tribunal para reducir la pesada carga que recae en su totalidad sobre este «guardia judicial». Deberían estar explorando todas las vías.
“Esta situación obliga al capitán Kara a permanecer en Egipto sin ingresos, a la espera de recibir sus salarios y de que se venda el buque. Esta situación es injusta y vulnera los derechos más básicos y elementales que le corresponden como marino. Esperamos que se dé prioridad a la resolución de este caso”, concluye Arrachedi.
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