El pasado miércoles, el Papa Francisco publicó un videomensaje rindiendo homenaje a los marinos y los pescadores, y reconociendo las penurias que se están viendo obligados a soportar a raíz de la pandemia del COVID-19.
Cientos de miles de marinos y pescadores permanecen varados en el mar porque no les conceden permiso para bajar tierra ni se autorizan los cambios de tripulación desde el comienzo de la pandemia del coronavirus. El Papa Francisco se dirigió directamente a ellos y les dijo: “En estos últimos meses, sus vidas y su trabajo han cambiado notablemente; han afrontado y siguen afrontando, muchos sacrificios”.
“Largos períodos de alejamiento a bordo de los barcos sin poder bajar a tierra. La lejanía de la familia, los amigos y el propio país, el miedo al contagio, todos estos elementos son una pesada carga de llevar, ahora más que nunca”, añadió el Papa.
La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) aplaude al Papa Francisco por reconocer a los héroes no reconocidos de esta pandemia: los marinos y los pescadores. Estos héroes han seguido transportando el 90 % de las mercancías del mundo, velando por que los bienes esenciales y los suministros médicos lleguen a su destino y pescando y suministrando al mundo productos de mar.
A pesar del trabajo vital que la gente de mar y los pescadores están desempeñando durante esta pandemia, algunos Gobiernos no están defendiendo los derechos humanos fundamentales de estos trabajadores esenciales, en particular su derecho a regresar a casa al finalizar sus contratos, ya que algunos marinos llevan varados en el mar hasta 15 meses.
Como los países cerraron sus fronteras resulta imposible realizar los cambios de tripulación en los buques, un problema que se ha convertido en una crisis humanitaria. La desesperación de estos tripulantes fatigados y abandonados cada vez es mayor. La ITF recibe un número creciente de mensajes de personas que trabajan en el mar. Estos mensajes están llenos de desesperación, frustración y creciente desesperanza, debido a la interminable incertidumbre en la que están sumidos.
“Las alabanzas y las oraciones del Papa Francisco por los marinos y pescadores afectados por las consecuencias de esta pandemia siguen ilustrando la gravedad de la situación que padecen estos trabajadores y trabajadoras. La ITF, junto con nuestros aliados de la sociedad civil y de la industria, renovamos nuestro llamado a los Gobiernos para que den un paso al frente y contribuyan a facilitar los cambios de tripulación. Los Estados de abanderamiento no han asumido su responsabilidad de proteger los derechos humanos de la gente de mar”, afirma el presidente de la ITF, Paddy Crumlin.
“Los Gobiernos han incumplido hasta ahora su responsabilidad de defender los derechos humanos; consecuencia de ello es la miseria humana que estamos viendo en todos los océanos del mundo. Muchos marinos tienen fe y están esperando que los Gobiernos, incluido el suyo propio, demuestren liderazgo, abran sus fronteras y se muestren compasivos en estos tiempos de crisis”.
"Los Gobiernos tienen ahora la oportunidad de prestar atención al mensaje del Pontífice y ofrecer a la gente de mar las dispensas de visado y viaje que necesitan para abandonar el barco en el que trabajan y ser sustituidos por una nueva tripulación”, explicó Crumlin.
El mensaje del Papa Francisco aparece después de la primera cumbre de líderes sindicales del transporte, fabricantes y empleadores, celebrada en el Vaticano en marzo de 2019, organizada por el canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias.
“El año pasado, la ITF se comprometió a mantener un diálogo permanente entre nosotros, la Iglesia Católica y las organizaciones religiosas y, lo que es más importante, establecimos una visión compartida para promover los derechos humanos y sindicales y afrontar algunos de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad contemporánea, como la promoción de la justicia social, económica y medioambiental. Esperamos con interés la oportunidad de continuar esta importante iniciativa”, dijo Crumlin.
“La actual pandemia de coronavirus nos permite ver el alcance de los desafíos que enfrentamos, en particular los emanados de esta crisis que podrían exacerbar las desigualdades actuales, sobre todo para las mujeres y quienes trabajan en la economía informal. Esto refuerza la necesidad permanente de diálogo y cooperación entre los sindicatos y la Iglesia, con el fin de proteger los empleos, poner fin a la explotación y salvaguardar los derechos sindicales”, concluyó Crumlin.
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