La Autoridad Portuaria del Mar Rojo de Egipto ha eludido su responsabilidad en el estremecedor caso de Mohammad Aisha y el buque MV Aman, con bandera de Baréin. La federación sindical que representa al marino varado afirma que las autoridades tienen el deber moral de actuar ya, sean cuales sean los aciertos y errores jurídicos.
Cuando el buque de carga general MV Aman (IMO 9215517) fue detenido al fondear en Suez (Egipto) en julio de 2017, el primer oficial Mohammad Aisha llevaba a bordo tan solo dos meses. Hoy por hoy sigue a bordo, aunque los cuatro años que han transcurrido desde entonces han sido crueles tanto para Aisha como para su buque.
Desde que un tribunal lo declarara representante legal de la nave, ambos han estado vinculados jurídicamente. Aisha no puede abandonarla, y la paralización de la venta apunta a que la nave tampoco puede abandonarlo a él.
El caso de Aisha es similar al del capitán turco Vehbi Kara, que quedó atrapado a bordo del MV Mete en circunstancias similares. Sin embargo, al contrario que en el caso del capitán Kara, las autoridades egipcias aún no han actuado.
Atrapado en pésimas condiciones
Para Aisha, 2021 es el cuarto año que lleva metido en esta prisión flotante. Y está solo. Completamente solo. Su salud física y mental empeoran día tras día. No dispone de electricidad ni de luz. Nada hasta la orilla para hacerse con artículos básicos, como alimentos y agua, poniendo en riesgo su vida cada vez que lo hace. Tras nadar para recogerlos, lo obligan a volver también a nado. Con arreglo a la ley, el MV Aman es problema suyo y nada más que suyo. Al menos hasta que se convierta en problema de otra persona.
“En marzo del año pasado, el buque encalló debido al mal tiempo”, comentó Aisha a la ITF cuando nos pidió ayuda en diciembre de 2020. “Desde entonces, nadie me trae agua potable, provisiones o diésel. He tenido que nadar hasta la orilla cada pocos días para conseguir alimentos y agua y para cargar el teléfono, lo que últimamente supone poner en riesgo mi vida, debido al frío y a mis problemas de salud (casi me ahogo varias veces)”.
El marino es víctima de una crisis humanitaria de un solo hombre, atrapado por las circunstancias en una situación parecida al encarcelamiento. En muchos sentidos, es peor que la cárcel. La única forma de lograr la libertad es mediante la actuación de las autoridades portuarias egipcias. Estas disponen de una serie de opciones prácticas que pueden poner en marcha para repatriar a Aisha a Siria, pero hasta ahora no han hecho uso de ninguna de ellas. En lugar de actuar, las autoridades portuarias egipcias siguen sin responder a los correos electrónicos urgentes de la ITF en los que se describe el estado de deterioro y dolor de este hombre.
El silencio del funcionariado egipcio parece indicar su conformidad con dejar a Aisha pudriéndose en el MV Aman indefinidamente.
La ITF ha solicitado igualmente la intervención de las autoridades de Baréin, donde está registrado el buque, para ayudar a organizar la repatriación urgente del marino.
Un estado de salud en deterioro
El resto de la tripulación volvió a casa en septiembre de 2019. Desde entonces, Aisha ha estado sin compañía (en un verdadero confinamiento solitario). El personal médico que lo examinó determinó que padecía todos los síntomas habituales de alguien encarcelado en malas condiciones. Está desnutrido, padece anemia y tiene las piernas doloridas. También muestra síntomas de daño psicológico relacionado con el trato recibido.
“He solicitado la repatriación muchas veces”, nos dijo Aisha. “Pero las autoridades portuarias se niegan a dejarme marchar”.
“Las autoridades egipcias tienen el deber humanitario de hacer algo para liberar a Mohammad Aisha del terrible aprieto en el que se encuentra”, señaló el coordinador de la Red del Mundo Árabe e Irán de la ITF, Mohamed Arrachedi, que está tratando de llevar a Aisha a casa.
“No quiero decirles cómo deben solucionar el problema, pero existen varios mecanismos posibles. La situación se está volviendo desesperada. Tienen que actuar de inmediato”, declaró.
La ITF, además de conseguir tratamiento médico para Aisha, se ha ofrecido a pagar los gastos de alojamiento y los vuelos de regreso a casa del fatigado marino. No obstante, las autoridades egipcias están en posesión de su pasaporte y se niegan a cooperar para cambiar su situación. Por si todo esto fuera poco, su pasaporte vence el 22 de marzo. Cuando esto ocurra, será todavía más complicado repatriarlo.
¿Y ahora qué?
Steve Trowsdale, coordinador del Cuerpo de Inspectores/as de la ITF, considera que el abandono ha ocasionado demasiado sufrimiento.
“Este tiene que ser uno de los peores casos que nos hemos encontrado”, afirma. “Es intolerable que Aisha lleve cuatro años actuando como chivo expiatorio ante la ley por este buque y las autoridades portuarias egipcias sigan sin hacer nada”.
Trowsdale explica que la ITF escribió esta semana a la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas para pedirle que intervenga a fin de mejorar la situación del primer oficial.
Sin embargo, señala que hay un rayo de esperanza:
“La última noticia que tenemos es que el buque podrá venderse a partir del 24 de marzo. Todo el mundo confía en que alguien lo compre rápidamente y se agilicen los trámites de retorno de este marino. La situación actual no puede continuar”.
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