En el día de hoy, la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), que representa a 1,4 millones de hombres y mujeres de mar, manifestó su creciente preocupación por la situación derivada de la encalladura del Wakashio y por el bienestar de su tripulación.
La embarcación de propiedad japonesa encalló en la costa de Mauricio la semana pasada y ha comenzado a partirse, con el consiguiente riesgo que representa el derrame de combustible para el inmaculado ambiente marino.
El presidente de la Sección de Gente de Mar de la ITF, David Heindel, declaró que las autoridades y el público no deberían apresurarse a culpar a la tripulación, sino que debería llevarse adelante la correspondiente investigación para considerar todos los factores que contribuyeron a esta situación, incluidas las acusaciones de que el buque navegaba con tripulantes que estaban trabajando más allá del periodo de servicio máximo establecido por ley.
“Mientras aguardamos el resultado de la investigación, resulta perturbador leer en las noticias acusaciones que señalan a los tripulantes del Wakashio como responsables del incidente.
“Nos preocupa que el capitán del navío, Sunil Kumar Nandeshwar, haya sido arrestado por las autoridades de Mauricio. Y estos últimos días también hemos escuchado rumores sobre el posible arresto del primer oficial.
“Al igual que el resto de la comunidad mundial, nos preocupa el medioambiente marino de Mauricio y su frágil ecosistema, que actualmente se ve amenazado por el derrame de petróleo. Pero el enojo por esta tragedia debería dirigirse a los factores que conducen a este tipo de incidentes, en lugar de a las personas que están al frente del navío en el momento en que se produce el accidente.
“Según se ha informado, la mayor parte de la tripulación del Wakashio permanecía a bordo más tiempo de lo estipulado en sus contratos. Si bien sería prematuro especular sobre las conclusiones de las investigaciones en curso, conviene recordar que, durante la actual crisis del cambio de tripulaciones, nosotros advertimos sobre la amenaza que puede suponer para la vida humana, la propiedad y el medioambiente una fuerza laboral marina mundial cada vez más agotada.
“Debido a las restricciones de viaje y circulación establecidas por los Gobiernos del mundo con el fin de detener la propagación del COVID-19, ha sido difícil —y a menudo imposible— para los marinos desembarcar y ser reemplazados por una tripulación descansada.
“Resulta inquietante ver que muchos de los Gobiernos que se apresuran a condenar a nuestra industria por este incidente son los mismos que hicieron oídos sordos ante el desastre humanitario que bien puede haber sido el causante de este hecho.
“Los Gobiernos tienen que decidirse: si les preocupan los accidentes que puedan derivarse de una fuerza de trabajo exhausta, deben velar por que esos marinos puedan dejar las embarcaciones y ser reemplazados por tripulantes descansados.
“Todos —la ITF, nuestros sindicatos marítimos afiliados y los empleadores del sector— hemos estado haciendo un gran esfuerzo desde febrero para educar a los Gobiernos sobre esta crisis que se agudiza.
“Las partes interesadas dentro de la industria marítima, la ONU y sus organismos especializados han advertido a la comunidad mundial sobre los riesgos a los que se exponen los barcos que operan con certificados de navegabilidad prorrogados y tripulantes exhaustos que no pueden ser reemplazados. Se han desarrollado protocolos detallados para facilitar los cambios de tripulación de manera segura, pero hasta la fecha solo un puñado de países ha asumido el liderazgo a la hora de ofrecer una vía segura para permitir los cambios de tripulación.
“La mayoría de los Gobiernos ha dejado a cientos de miles de marinos atrapados a bordo de embarcaciones en todas partes del mundo durante meses al negarse a permitirles regresar a casa una vez vencidos sus contratos de trabajo, a pesar de que las empresas que los emplean se ofrecieran a organizar vuelos chárter muy costosos para su repatriación. El Gobierno de la República de Mauricio es uno de los que se negó a permitir el aterrizaje de aeronaves que repatriaran a sus propios ciudadanos. ¿Cuándo se les exigirá que rindan cuentas por ello?
“Son demasiados los Gobiernos que han actuado con lentitud, han intentado culpar a otros y han frustrado activamente los intentos de la industria por trasladar a los marinos desde y hasta las embarcaciones.
“La tragedia del Wakashio, su tripulación y el pueblo y el medioambiente de Mauricio nos recuerda a todos lo que puede ocurrir cuando se espera que seres humanos exhaustos sigan trabajando por tiempo indefinido. Es insostenible e inaceptable que los marinos se vean obligados a seguir trabajando en perjuicio de su salud y su bienestar mental: cometerán errores. ¡Se producirán accidentes como este!
“Es hora de que las naciones que dependen del comercio marítimo, que valoran sus ambientes marinos y que se benefician cínicamente de su condición de Estados de abanderamiento, pero no demuestran liderazgo cuando importa, den la cara y hagan algo. De lo contrario, sus manos también estarán manchadas de petróleo y de sangre”, concluyó Dave Heindel.
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