Tacoma, WA — Las medidas tomadas por el inspector en el estrecho de Puget de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), con el apoyo de miembros de la sección 23 del Sindicato Internacional de Estibadores y Trabajadores de Almacenes (ILWU), ayudaron a proteger a un grupo vulnerable de gente de mar que estaba recibiendo una remuneración muy insuficiente y temía por su seguridad tras recibir amenazas por defender sus derechos.
El 7 de febrero, la gente de mar a bordo del ASL Uranus (IMO: 9317511), un granelero transoceánico atracado en un centro de exportación de cereales en el puerto de Tacoma, en el estado de Washington, se puso en contacto con el inspector de la ITF Jeff Engels para informarle que no se le estaba pagando la remuneración que le correspondía. La tripulación, que incluye ciudadanos vietnamitas, chinos y birmanos, está empleada por una agencia de contratación externa con sede en Rangún (Myanmar). El buque es propiedad de Agricore Group, una empresa con sede en China, y está registrado en Liberia.
Engels se comunicó con el propietario y el agente del barco para que abonaran los salarios atrasados de la tripulación, y el 8 de febrero la empresa acordó pagar los salarios indebidamente retenidos. Engels explica que, antes de recibir los pagos, la tripulación informó a la ITF que la compañía naviera y los agentes de contratación ya se habían puesto en contacto con sus familias y les habían dicho que tendrían que “devolver el dinero”.
Un agente marítimo entregó 73 458 dólares estadounidenses en efectivo al buque el 8 de febrero, y se efectuaron los pagos a los 15 trabajadores marítimos. Como medida de seguridad, el capitán del barco firmó una declaración en la que se aceptaba que no se incluiría en una lista negra a los miembros de la tripulación ni a sus familias, ni sufrirían hostigamiento, intimidación o amenazas por haber defendido su derecho básico a recibir la tarifa que se les debía. En la declaración también se garantizaba su salvoconducto y se prometía repatriar a la tripulación en el próximo puerto de escala. El pago y la firma de la declaración fueron presenciados por la ITF y por representantes de la gerencia del centro de exportación de cereales.
A pesar de estas garantías, Engels señala que los miembros de la tripulación informaron a la ITF que estaban recibiendo amenazas por teléfono celular y que les habían dicho que tenían que devolver el dinero al capitán una vez que el barco saliera de aguas estadounidenses. La partida del buque de Tacoma rumbo a China estaba programada para el viernes 10 de febrero por la tarde. Según Engels, la tripulación expresó preocupación por la posibilidad de que, sin la protección de la ITF, sus vidas estuvieran en peligro una vez que el barco llegara a China.
Los sindicatos del puerto, incluido el ILWU, redactaron cartas dirigidas a la delegación del Congreso del estado de Washington, la Guardia Costera de los EE. UU. y las fuerzas del orden, por si los miembros de la tripulación tuvieran que ser escoltados del barco por su seguridad y llevados directamente a sus casas.
El presidente de la sección 23, Jared Faker, explica que, si la tripulación hubiera decidido abandonar, los casi 2000 trabajadores y trabajadoras portuarios del ILWU en Tacoma no habrían esperado a que se completaran todos los trámites burocráticos para que esto sucediera. “La gente de mar constituye un eslabón invisible en la cadena mundial y es vulnerable al abuso y a la explotación”, afirma Faker. “El personal del puerto de Tacoma no iba a dejar que el barco fuera a ninguna parte mientras la vida de estos trabajadores estuviera en peligro”.
Con el apoyo de los trabajadores de remolcadores, los prácticos y los estibadores, el buque permaneció en el puerto hasta que los problemas se hubieran resuelto a satisfacción de la tripulación. Engels explica que un representante del Estado del pabellón de Liberia subió a bordo del buque y, después de una entrevista de cuatro horas con la tripulación, identificó cinco infracciones del Convenio sobre el Trabajo Marítimo, lo que provocó la detención del buque por parte del Estado del pabellón.
El 10 de febrero, la ITF, los armadores y el Estado del pabellón de Liberia llegaron a un acuerdo con los propietarios del buque y su agente de dotación para proteger los salarios de la gente de mar y garantizar su seguridad.
Engels presentó a la tripulación el acuerdo finalizado; la tripulación pudo decidir por sí misma si desembarcar en los EE. UU. o continuar hasta China y luego regresar a sus casas desde allí. Después de haber tratado las nuevas medidas de seguridad, que incluían la supervisión continua por parte de la ITF para proteger su seguridad y sus salarios, la tripulación votó a favor de continuar su viaje.
“Este resultado fue posible gracias al apoyo de varias organizaciones que trabajaron día y noche y gracias a que sindicatos fuertes como la sección 23 del ILWU estuvieron dispuestos a defender a la gente de mar”, afirma Engels.
“Los armadores y los agentes ‘hicieron lo correcto’ porque quieren seguir operando en Tacoma y otros puertos de la costa oeste, así como otros puertos del mundo donde están organizados los trabajadores y trabajadoras portuarios”, añade Faker. “No toleraremos el abuso ni el maltrato de la gente de mar. Continuaremos supervisando la seguridad de estos trabajadores y trabajadoras a través de la ITF para asegurarnos de que los miembros de la tripulación regresen a sus casas a salvo con sus salarios”.
Comunicado republicado en su totalidad con la autorización del ILWU
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