La imagen impactó a muchos: un petrolero con un SOS en el casco, garabateado por una tripulación desesperada, y atrapada en su prisión flotante, surcaba sin rumbo las cálidas aguas del Mar de la China Meridional.
Por fin, luego de al menos dos meses esperando con ansia conseguir los vuelos y los permisos del Gobierno, la tripulación vietnamita del MV Viet Tin 01 regresó a casa, gracias al apoyo del sindicato.
En junio, el caso de los 12 marinos a bordo del Viet Tin 01 llamó la atención de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) y de su afiliada malaya, el Sindicato Nacional de Gente de Mar de Malasia Peninsular (NUSPM).
Ikmal Azam Thanaraj Abdullah, secretario ejecutivo del NUSPM, explica que el buque había sido abandonado por su propietario vietnamita con la tripulación a bordo, frente a la costa de Malasia, sin provisiones, sin agua y sin combustible.
“Al quedarse sin combustible, la tripulación se quedó también sin refrigeración para protegerse del insoportable calor durante el día, y sin luces de navegación, imprescindibles por las noches”, lamenta Ikmal Azam Thanaraj Abdullah.
Ikmal Azam Thanaraj Abdullah explica que cuando el NUSPM se enteró de la situación extrema que estaba padeciendo la tripulación, comenzó a proporcionarles alimentos y agua fresca, y que la embajada vietnamita en Kuala Lumpur contribuyó a esta ayuda.
“Los tripulantes se encontraban en un estado deplorable: sedientos, hambrientos y corriendo un gran riesgo de resultar heridos o ahogados si otro buque chocaba con ellos mientras dormían, ya que carecían de iluminación a bordo. Era un desastre anunciado para la afligida tripulación”.
“En colaboración con el Departamento Marítimo de Malasia y el agente pertinente, pudimos obtener autorización para traer a los tripulantes a tierra. Les realizaron tests de COVID-19 y todos dieron resultados negativos”.
Jason Lam, coordinador de la Red de Contactos de la ITF en Asia/Pacífico e inspector con sede en Hong Kong, explica que la ITF proporcionó ayuda a la tripulación cuando esta llegó a tierra:
“Cuando desembarcaron a principios de septiembre, atendimos sus necesidades asistenciales inmediatas”.
Lam añade que normalmente, los armadores cubren los gastos de repatriación, incluido el alojamiento y la comida, mientras los marinos esperan hasta poder embarcar en un vuelo que les lleve de regreso a casa, al finalizar sus contratos. Pero los armadores que abandonan a su tripulación, reniegan de esta responsabilidad y la gente de mar no tiene más remedio que encontrar el dinero necesario para pagarse estos gastos esenciales. Una tarea casi imposible, ya que estos armadores suelen dejar de pagar los salarios a la tripulación durante meses, antes de abandonar del todo el barco.
Lam explica: “En primer lugar fue la pandemia de COVID-19, a continuación un nuevo propietario del barco pasó a ser el empleador de la tripulación, pero como finalmente el trato no se llevó a cabo, la tripulación se quedó sin un responsable. El barco se puso de nuevo a la venta, pero esta tampoco tuvo lugar”.
La ITF cubrió los gastos de alojamiento y comida de estos marinos.
“Ahí es donde la ITF fue una gran ayuda”, dice Lam. “Pudimos alojar a estos hombres durante varias semanas en un hotel, en la ciudad de Johor Bahru, al sur de Malasia, mientras buscábamos una solución para que les pagaran y les repatriaran”.
La tripulación regresó a Vietnam a principios de este mes.
En cuanto a sus salarios, Ikmal Azam Thanaraj Abdullah del NUSPM señala: “Los tripulantes estaban muy contentos, aunque lamentablemente aún no habían cobrado. El barco podría ser vendido para desgüace, y con las ganancias podrían recuperar parte de su salario”.
Desde Hong Kong, Lam concluye que estos 12 marinos vietnamitas son un grupo más de víctimas que tuvo la desgracia de vivir, en la región de Asia, lo que el sindicato llama la 'marea creciente' de casos de abandono.
“Suceda en el Mundo Árabe, en el Océano Índico o aquí en Asia, los casos de abandono son cada vez más comunes, porque los armadores no quieren pagar el costo de repatriar a los marinos y reemplazarlos con otra tripulación durante la crisis de los cambios de tripulación. Dicen que es 'demasiado difícil' o 'demasiado caro', y son las tripulaciones las que están pagando el precio de esta actitud. Estos armadores deberían sentirse avergonzados”, afirma Lam.
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